miércoles, 14 de agosto de 2013

EL AGOTAMIENTO DE LA DESPEDIDA.

Cuando trabajas con personas mayores te repites que hay que tomar distancia, no involucrarse demasiado para que cuando llegue el momento de su pérdida no sea tan duro el golpe, pero todo intento, al menos en mí, es una pérdida de tiempo, llevo dos meses en los que por semana he tenido que vivir esa experiencia, en todo casos dolorosa, pero que en uno de ellos lo fue especialmente.
Berta es una mujer y digo es porque, aunque ha fallecido, sigue presente en esa residencia como el primer día en que la conocí, es una mujer digo que supo como nadie que la familia no es siempre la de sangre, sino aquélla que te ganas en la vida, Anabel la mujer que vivió pendiente de ella hasta el último suspiro era como una hija sin ser ni siquiera pariente.
Pues Berta, mi gruñona favorita - así la llamaba en confianza- se me fue hace poco, primero dejó la residencia en la que vivió años y en la que se ganó el cariño de compañeros y empleados sin excepción y después dejo este mundo que tanto nos hace sufrir, pero en el que querríamos vivir siempre.
Era una mujer con mucha gracia, también mala leche cuando quería, pero se lo perdonabas todo cuando te contagiaba esa risa suya, con la que movía hasta el último de sus músculos, recuerdo que me decía: ¡ay , nena, como te gusta rompernos la cabeza! cuando le ponía delante una de mis fichas.
Le encantaba el bingo sobre todas las cosas, cuando cantaba el 77, ella decía las banderitas de Italia, salvo un día que dijo España, y decidimos nacionalizarlas pa los restos.
Para terminar creo que lo mejor sería reproducir la letra de una de sus canciones favoritas:
"Encima las montañas, tengo un nido
Que nunca ha visto nadie como es.
Está tan cerca el cielo que parece,
Que ha sido construido dentro de el.

Encima las montañas viviremos,
El día que tu aprendas a querer.
Y así podrás saber como es el cielo
Viviendo en mi casita de papel.

Que felices seremos los dos,
Y que dulces los besos serán.
Pasaremos la noche en la luna,
Viviendo en mi casita de papel.


Que felices seremos los dos,
Y que dulces los besos serán.
Pasaremos la noche en la luna,
Viviendo en mi casita de papel.
Viviendo en mi casita de papel.
Viviendo en mi casita de papel..."

Acuérdate de esta alocada con quien te cruzaste hace casi dos años y descansa porque seguro que al fin estarás como te mereces en un lugar tranquilo y con buenas vistas.
 
También aprovecho para despedirme de mi Adolfi, una mujer víctima del olvido de una enfermedad cruel con ella y con quien siempre estaba a su lado, su Tino, fueron los momentos compartidos, pero los suficientes para descubrir a una gran persona, que transmitía ternura con mayúsculas y con unos ojos azules inmensos que siempre recordaré, Adolfina siempre repetías no quiero molestar a nadie, y no lo hiciste, tu enfermedad te hizo sufrir, pero quien te quería sólo sufrió contigo, nunca por tu causa, descansa en paz, y tal vez arriba recuperas esos recuerdos que alguien o algo decidió robarte un buen día.
Descansen en paz ambas y si se encuentran, donde quiera que estén seguramente lo harán más en paz que nunca.


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